Todo son ventajas, ya que evitamos las carísimas instalaciones de riego, y con ello el embarrado diario de las parcelas tras el riego o en época de lluvia, con lo que podemos disfrutar de nuestro jardín a todas horas. Además, nos ahorramos tener que recortar cada semana, con el gasto de gasolina y mantenimiento de herramientas y maquinaria que supone, por no hablar del tiempo que invertimos en esta labor.